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La niñez al centro: Medellín examina el impacto y retos de su Política Pública de infancia y adolescencia

  • Los niños y niñas sueñan con una ciudad inclusiva, protectora y respetuosa y nosotros tenemos el deber de construirla.
  • El afecto debe ser parte integral de la Política Pública, no sólo como cuidado sino como ejercicio ético de lo público.

 

Aunque se han logrado avances en educación, nutrición, salud y participación, persisten retos estructurales que deben ser abordados con mayor urgencia, articulación y compromiso institucional. La voz de los niños, su presencia en los territorios y su derecho a crecer en entornos amorosos y seguros, son claves en la implementación de la Política Pública para el desarrollo integral, reconocimiento y potenciación de niñas, niños y adolescentes.

 

La experta Yeny Alexandra Jiménez Pérez, del movimiento Acción Corazón, recordó que, si bien Colombia cuenta con una Política para la infancia, su implementación es aún incipiente. Señaló que hay falencias estructurales en la articulación entre Estado, familias y niños como sujetos políticos, destacó la falta de impacto real de las acciones y la necesidad de reglamentar plenamente esta Política, al argumentar que las niñas, niños y adolescentes no están siendo escuchados como coautores del territorio que habitan y que una ciudad que invisibiliza la infancia es una ciudad que renuncia a su futuro.

 

La corporada Camila Gaviria, primera bancada citante, propuso resignificar el papel de la niñez en la ciudad, inspirada en el pensamiento de Francesco Tonucci, quien invita a ver a los niños como ciudadanos activos. Reclamó más calles seguras, donde puedan caminar y jugar libremente. Destacó el enfoque del sistema SIGEDI, que articula diez líneas de acción —desde salud mental hasta participación real—, con el amor como derecho político como eje transversal. 

 

Así mismo advirtió sobre cifras preocupantes: 745 intentos de suicidio en 2024, 207 suicidios el año anterior y altos niveles de ansiedad y violencia intrafamiliar. A pesar de los más de 18.500 niños beneficiados en recuperación nutricional y las propuestas recogidas en encuentros del Plan de Desarrollo, la corporada fue enfática en decir que el afecto debe ser parte integral de la política pública, no sólo como cuidado sino como ejercicio ético de lo público y afirmó que el amor agranda el cerebro, pero también construye ciudadanía.

A su turno el concejal Miguel Ángel Iguarán, como segunda bancada citante, señaló que Medellín tiene avances importantes, pero también desafíos enormes. Detalló que el 20,9% de la población son niñas, niños y adolescentes, y que entre 2021 y 2025 se registraron 17.745 casos de violencia sexual, de los cuales el 92,4% afectaron a menores. 

 

Valoró que desde 2019 se han invertido más de 204.000 millones de pesos en programas para esta población, con resultados como el reingreso de 22.000 niños al sistema educativo, 87.000 atendidos en Buen Comienzo, 95% de cobertura en salud infantil y una reducción en la deserción escolar del 5.4% al 3.18%. 

 

El cabildante Farley Macías, tercera bancada citante, fue contundente al afirmar que una ciudad que no protege a su niñez está condenada al fracaso. Cuestionó que la ejecución de la política pública no ha sido suficiente para responder al llamado de millones de niños y adolescentes que aún viven en condiciones de pobreza extrema, inseguridad alimentaria, deserción escolar y violencia estructural. Citó datos reveladores: 46% de los hogares con menores viven en pobreza monetaria, 59% sufre inseguridad alimentaria, y el corregimiento de Palmitas presenta la tasa más alta de trabajo infantil. 

 

Alertó sobre cómo las violencias han mutado y se han trasladado al entorno más íntimo de los menores. Reclamó un sistema de medición robusto, una justicia cercana y un compromiso ético con el niño como sujeto de derechos e indicó que un niño que sueña, aprende; un niño que aprende, transforma.

 

Otros Concejales indicaron que, si bien se reconocen avances, con los niños nada es suficiente. Advirtieron que el ICBF sigue ausente en la articulación territorial, a pesar de que múltiples secretarías están haciendo esfuerzos valiosos. Recordaron que esta Política fue formulada en la primera administración de Federico Gutiérrez, y que, tras una fase estancada en la administración anterior, ahora se empiezan a mostrar resultados positivos. 

 

Subrayaron la necesidad de intervenir con fuerza en salud mental, con acciones no solo desde la Secretaría de Salud, sino desde todos los espacios posibles para prevenir la destrucción de vidas jóvenes y expresaron que este debate debe repetirse las veces que sea necesario, porque la niñez no puede ser una agenda pasajera.

 

El personero distrital, Mefi Boset Rave Gómez, indicó que desde la Personería de Medellín se han atendido 135 casos en 2025 vinculados a problemáticas de infancia, mediante el Observatorio de Familia que trabaja en tres líneas: ESCNNA, protección de adultos mayores y habitantes de calle. Señaló avances en articulación con la Policía de Infancia y Adolescencia, ONG y fundaciones, pero reconoció que la conexión con el ICBF aún no es lo suficientemente fluida. Seguidamente, enumeró como retos la inseguridad alimentaria, desescolarización, salud mental deteriorada, trabajo infantil y abusos derivados del conflicto armado. Escuchar a los niños no es un gesto simbólico, es una obligación ética y legal, puntualizó.

 

Desde el sector institucional, la subsecretaria de Inclusión Social, Luz Marina Ramírez Salazar, explicó que la Política Pública para el desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes busca garantizar el bienestar desde la gestación hasta la adolescencia, promoviendo su reconocimiento como sujetos políticos. Señaló que se han abierto canales de participación directa, como la presencia infantil en el Consejo de Política Social y que es fundamental consolidar un sistema de seguimiento y evaluación unificado, porque ellos sueñan con una ciudad inclusiva, protectora y respetuosa y nosotros tenemos el deber de construirla, afirmó.